Para nuestro último día por
Yosemite dejamos la parte sur del valle: Glacier Point. La idea era dar un
paseíto por esta nueva zona.
Accedimos por la entrada sur del
parque, de camino hacia Glacier Point, vimos un view point que había mucha
gente. Decidimos parar y primer flash, unas vistas impresionantes. Casi primer
plano de HalfDome y el valle por donde surge el río Merced recogiendo el agua
de las cascadas Vernal, Nevada e Illouette. Se veía la cascada Vernal, en la que
habíamos estado y la cascada Nevada alla abajo. Y en el horizonte mas alla un montón de picos
y una cresta hacia el sur… buff no daba la vista. Era para quedarse ahí
mirando, una vez mas estando fijándose un rato aparecían detalles que antes no
me había dado cuenta. Pero el deber nos llamaba.
Seguimos hasta Glacier Point para
hacer la típica ruta de paseo hasta cascada o lago, bañito y vuelta. Creo que
es la primera vez que voy al monte o a hacer un trek o lo que sea y a la ida
bajo y a la vuelta subo. El tema es que este recorrido está pensado para
caminar 6-7h y hacer todo el recorrido hasta bajar al valle. Pero así era
demasiado fácil ;-).
Después de seguir alucinando con
las vistas de pájaro de todo el valle, Tenaya trail, HalfDome, Yosemite falls, Yosemite valley, Merced
river, Vernal and Nevada falls…. comenzamos las ruta. Se trataba de una senda
que zigzagueando iba bajando hacia la cascada, siempre con la vista del
HalfDome a la derecha. Con un sol que quemaba y que no animaba a caminar. A
cada rato parando a tomar fotos por que eran vistas distintas HalfDome. El
bosque era curioso, un monton de sequoias gigantes. Algunas de ellas no habían sobrevivo
a los incendios y allí estaban medio
caídas, apoyadas en otros arboles, esperando al próximo incendio. Algunas otras
caídas en el suelo haciendo de compost para el resto de plantas,
descomponiéndose poco a poco. La perfecta expresión del ciclo de la vida.
Tras hora y media de bajada
llegamos al curso del rio que se convierte en cascada. Que alivio después de
tanto solazo!!. Un gusto tumbarse en una roca, a la sombra, oyendo el estruendo
del rio. Hoy a mi no me tocaba baño, sólo refrescarme. Me quedé embobada viendo
a un pececillo de unos tres centímetros que luchaba contra la corriente. Si yo
me sumerjo en el agua me lleva la corriente, y ese pececillo ahí aguantaba, que
increíble. Estudiando la corriente se movia a un lado y conseguía avanzar unos
centímetros, al rato retrocedía el triple, pero allí aguantaba la corriente. No
se cansa? Luego vino otro, y la misma jugada, pero este desistió antes y se fue
a descansar a un pocito, ¿cómo saben que ahí no hay corriente? Igual esa poza
es todo su mundo. Igual me está dando mucho el sol.
La vuelta era cuesta arriba, así
que con calma. En un recodo del camino se veía la cascada, vaya vértigo!!.
Antes de caer el río tuerce hacia la derecha, cae una mini cascada a un pocito
de de ahí la gran cascada que alimenta al rio Merced. Es sol ya no era tan
fuerte, pero aun así no ayudaba en la caminata. Que curiosos los distintos
soles, a la mañana cómo se agradece ese amanecer, sol suave, cálido… Al
mediodía quema abrasa, no da tregua. Y al anochecer otra vez calido de
despedida dejando paso al leve frescor.
Como era la hora de la cena, nos
encontramos con un ciervo comiendo entre los arbustos, este era más tímido y desapareció. Aunque parecía
imposible que pudiera esconderse entre esa mata tan densa de arbustos. Una vez
mas me recordó el ciclo de la vida, que asumido lo tienen las plantas, los
animales, los árboles. Cada uno sabe cual es su papel, el árbol que cae y sirve
de leña para el siguiente incendio, o de compost para esas plantas que el
ciervo come, quien a su vez será comido por un león de monte ….
En el camino de vuelta, decidimos parar para hacer otra rutilla que parecía corta, se trataba del Sentinel Dome. Esta cima es una de las que se vé cuando cruzas el tunel de acceso al valle de Yosemite. La altura de la cima es del 2477mt, lo cual no está nada mal. Pensabamos que la ruta daba acceso a una vista de esta cima, pero para nuestra sorpresa subía hasta la misma cima. Así que ahí fuimos a hacer cumbre. Una vez más las vistas espectaculares, para coger aire. Daban ganas de quedarse ahí mirando infintamente y no hubiese sido una mala opción quedarse ahí a ver la puesta de sol.
Que recuerdos Amaia! Y que envidia me das! Por cierto osos?
ResponderEliminarUn par de ositos ya vimos, y menos mal que eran pequeños por que al oirle rugir, uauuuu...
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